Anna Raymi es una joven catalana que hace unos días viajaba hasta Turquía, pero de pronto se encontró muy mal y tuvo que ir hasta el hospital público de Estambul, donde diagnosticaron que padecía diabetes aguda. Su familia llamó a la embajada española en Estambul para que le pudieran ayudar, tanto en el tema económico como en otros asuntos, porque un consulado se supone que está para eso. Lejos de llegar la ayuda, el consulado la dejó sin ayuda alguna, algo que todavía no alcanzo a entender, porque es ilógico que dejan “tirada” a una de sus ciudadanas.

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Anna pidió ayuda con la traducción al consulado, aunque se encontró con que la traducción se hace cuando estuviera en España y además, la intérprete estaba de vacaciones en ese momento. Otro de los problemas añadidos es que Anna Raymi no podía hablar con nadie del hospital debido a que el inglés de los médicos era más o menos normal pero sin embargo las enfermeras profesionales no hablaban nada de inglés.

Lamentable en consulado, que no sirve para nada cuando una de sus ciudadanas tiene un problema de salud grave y necesitaba una ayuda urgente. Es importante recalcar que la culpa es exclusivamente del Consulado, que dejó a la española a su suerte, mientras que en el hospital hicieron lo que pudieron para tratar de ayudar a entender lo que sucedía. Lo mejor de todo es que Anna Raymi se está recuperando, que es lo importante, además de saber que el Consulado de España dice una cosa y luego a la hora de la verdad, no ayuda, al menos en este caso tan grave.

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